Mientras camino, mientras recorro las calles mis pensamientos más
agitados se van, mi conciencia recae en mi cuerpo y me veo a mi como
alguien ajena como una tercera persona que me ve desde el otro lado de la calle
y me reconozco. Esa soy yo. Esa soy yo quitándome todos los lazos familiares
que me definen o las relaciones pasadas, el trabajo o las amistades. Entonces
es como querer encontrarme conmigo y decirme "Mucho gusto, tenía rato sin
saber de ti". Es como un nuevo comienzo y aunque estar en este punto no
parece tan difícil, lo fue. Iniciar es un proceso mucho más fuerte y pesado, un
proceso desgastante para todo el cuerpo, y mucho desgaste emocional. Es buscar
la fuerza para decir basta, es la determinación de dejar de buscar excusas, es
el coraje de decir quiero algo diferente y sobretodo es la necesidad de volver
a encontrarme.
Sabiendo que ya no era yo misma, decidí
tomar un camino nuevo. Pero tomar ese camino significaba verme al espejo y no
reconocerme. Yo sabía quién era hace cuatro años y ahora me veo en el espejo
donde debería estar yo misma y no me encuentro. No soy esa persona que solía
conocer. Entonces comencé a quitarme todas esas capaz que no dejaban verme, que
me ocultaban y ese es el momento desgastate. Ese es el momento que me duele,
donde tengo que deshacerme de todo lo que no me pertenece cuando ya lo había hecho
mío.
Luego sigue la otra parte. Dolorosa, difícil.
Encontrarme y no poder estar conmigo. No poder soportarme. Así que no puedo
estar sola. Buscó compañía porque sé que estar sola solo hará enfrentarme a ti
misma y no te grada lo que soy. O si me agrada pero lo olvidé, porque pasé
tanto tiempo siendo otra persona que no soy, que ahora no puedo volver a lo
mismo. Pero tengo que enfrentarme, encontrarme, agradarme, y sobre todo
quererme, amarme. Porque cuando me ame sabré que nunca más me podré perder de
nuevo.