La muerte siempre te hará pensar en la vida y en mi caso pensar en mi corta vida me hará pensar en cuanto la he aprovechado, que he hecho con ella y cuanto quisiera poder hacer con ella. Siento constantemente una crisis de edad, repito, a mi corta vida me paso pensando en lo que debería haber logrado a mi edad y entonces me deprimo. Muchos conocidos se están casando, los están promoviendo, tiene casas nuevas coches nuevos y tiene bebés. Me invitan a fiestas de prenatales y no puedo dejar de pensar en porque tanta gente tiene hijos últimamente, si yo me siento como una chica de 16 años que apenas comienza a ver el mundo. Siento que si todos hacen lo mismo, tal vez yo también tenga que hacerlo pero la verdad no estoy preparada, me aterra tener que seguir ese camino sin embargo no encuentro otro más que la vida convencional dicta. Si no encuentro un camino nuevo, pronto entrare por el camino convencional que todos transitan, me mayor temor seria fracasar en ello, en realidad seria, fracasar en cualquiera.
Pensar en la vida, en el futuro y en las metas no era en lo que pensabas cuando eras niña, si acaso dibujabas en el aire un "quiero ser doctora" o "quiero ser maestra" sin saber todo lo que implicaba y no te importaba porque aun creías que todo era así de simple como pensarlo. Pues bien, estoy en una implicación mayor, y es que yo no puedo esbozar ni siquiera ahora un solo "quiero", solo quiero, no tener que pensar en algo, pero la presión de la sociedad siempre es latente.
Entonces para reanimarme suelo pensar en esa frase que leí en un libro de Carlos Fuentes; y me digo, de acuerdo voy lento, viviré muchos años más. Claro que mi lado pesimista que siempre esta atento me dice: Que tal que si esa no es una regla y si lo fuera, a veces las reglas tienen excepciones. ¿Entonces que más da? La belleza de la muerte es que; cuando te pasa, ya nada importa.
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