Evolucionar o morir

martes, 30 de septiembre de 2014

Cuando se pierde todo

Es curioso como pasan las cosas. Hace cuatro años yo estaba en la facultad, en un trabajo de medio tiempo y tenía una relación que apenas empezaba. Recuerdo que un día mi novio de ese entonces me llevo a mi trabajo, después de haber ido a la facultad y después de haber estado tiempo juntos. Llegue al vestidor a cambiarme a mi ropa del trabajo y recuerdo que en ese momento repase todo lo que tenía y como todo eso que tenía me hacia sentir tan bien, tan feliz. Me sentía plena y pensé que a eso se le llamaba "tenerlo todo". Cuando puedes desempeñarte en diferentes áreas de tu vida, las cosas salen como las esperas y tienes tiempo para todo. Pues así me sentía yo. Además recuerdo que en ese momento después de agradecer a la vida lo bien que me sentía, me llego un temor a mi pensamiento: ¿Y si todo eso se acabara? ¿Cómo podía ser todo tan perfecto? ¿Será es que la calma antes de la tormenta?. Bueno no fue necesariamente tormenta, no es que el huracán azotará toda la aldea en ese momento. Porque no fue un impacto tan fuerte y en tan poco tiempo, sino que, con el tiempo, con los meses parece que todo se fue desvaneciendo. Termine la facultad aunque me costo, renuncie a mi trabajo, conseguí otro que no me satisfacían de la misma manera y así llegaron otros similares y con el tiempo termine con mi relación algo que me parecía tan seguro y estable se desvaneció. Ahora me siento insegura. Me doy cuenta que en este momento de mi vida siento un temor a la perdida. De vivir con todo lo que tenía y llegar a perderlo todo, sobre todo perder algo que amaba.
Todo esto me hace cuestionar la felicidad. Yo era feliz cuando lo "tenía todo". Ahora parece que esa felicidad solo era una ilusión basada en cosas materiales. No puedo ser feliz porque lo tengo todo, debería ser feliz porque no tenga nada. Al poder tener todo tal vez solo sea un extra pero no debería importar, porque ya estaría en el lugar que quisiera estar.

sábado, 20 de septiembre de 2014

La conciliación

Tengo una pequeña anécdota que contar. En una clase de contabilidad administrativa comenzamos a ver el tema de conciliación financiera, el maestro en el intento de dejarnos en claro cual era el significado de conciliación, nos explico que es poner dos temas en confrontación para ver si eran iguales, entonces nos pregunto que si el amor se podía conciliar. Al momento de que él termino de decir la pregunta inmediatamente conteste con un "No", mientras todos mis demás compañeros se quedaron pensando en su respuesta. El maestro me volteo a ver, y me pregunto ¿Por qué?. Yo le respondí que nunca te podrán querer de la misma forma en que tu quieres a esa persona. El maestro que es uno de los maestros mas adorables que he tenido, ya que por sus setenta y tantos años, era el maestro más grande de la facultad, para subir los escalones de la escuela lo hacia siempre con su bastón y poco a poco, un pie a la vez. Sus años habrán servido de experiencia para saber que nunca con nadie se podría conciliar un amor, así que después de mi respuesta me dijo: "Así es", entonces continuó con su clase de conciliación. Supongo que a la vez quería darnos una lección de vida. "Aprendan bien! que nunca nadie les dará el mismo amor que ustedes dan". Aun sabiendo esto, aun habiendo respondido correctamente a la pregunta, yo, he caído en el error en varias ocasiones, hablando de amor y cariño, pero sobre todo hoy lo pienso mucho. Ya que en las relaciones amorosas sabes que de alguna forma como puedes ganar puedes perder y aun así te la juegas. En cambio con los amigos... Cuando piensas que lo tienes todo ganado, cuando crees que esas personas siempre van a estar ahí para ti... pff es uno de los peores sentimiento, la traición, la decepción por parte de los amigos. Porque lo sientes más sólido, confiable, leal y cuando te das cuenta que no es así, es porque te tienes que aprender muy bien las conciliaciones de la vida. En la contabilidad terminaras tirandote de los pelos si las cuentas no te concilian, pero en el amor y en el cariño, nunca intentes conciliar, ama cuanto quieras, quiere cuanto se te antoje, si esto te hace feliz, pero ante todo nunca ESPERES que te amen o te quieran. Si lo logras, ya será ganancia.

martes, 16 de septiembre de 2014

Las opciones

¿Alguna vez te has sentido fuera de lugar? ¿Has sentido que en la escuela donde estudias no es la correcta? ¿Qué  la carrera que estás desarrollando no es para tí? ¿Qué el grupo de amigos con quienes convives no es el ideal? Algo así como que sientes que no encajas en algún aspecto de tu vida, ¿lo has sentido? Pues yo he pensado últimamente que el lugar donde yo desarrollo toda mi vida no es el ideal para mí. Más bien no lo he pesando últimamente sino desde hace algunos años atrás. Tal vez se entienda que dejo todo mi destino a la suerte o alguna clase se suerte mística, como si no pudiera decidir o tomar la responsabilidad que mi destino esta en mis propias manos. Pero la cuestión es que siento que el mundo es demasiado grande con tantas ciudades y culturas que mi capacidad de elegir se vuelve tan grande que yo puedo decidir si quiero irme a vivir a alguna otra ciudad o es más que pueda irme a vivir a otro continente. Aprender un nuevo idioma, convivir con nuevas personas, conseguir un nuevo trabajo, tener nuevas costumbres y si nada de lo que conociera o viviera ahí me gustará simplemente puedo elegir otro lugar para comenzar de nuevo. ¿Parece está una locura?
Somos dueños de nuestro destino, decidimos a donde queremos ir y en donde estar, a pesar de que siguieras todo lo que tus padres te hayan dicho que es correcto y lo que la sociedad te dicta que debes hacer, ¿te garantiza que estas haciendo lo correcto? ¿Cuántas veces puedes estar totalmente seguro de que tomas las mejores decisiones cruciales de tu vida?
Nacer en un lugar no significa que debas quedarte toda la vida en este. O nacer con cierta cultura no significa que debas seguirla para toda la vida. Y aunque todo se trate de ser feliz, hasta que no me arriesgue a vivir todo eso nuevo que el mundo basto me puede brindar, no sabré si sería más feliz en otro lugar viviendo nuevas cosas con nuevas costumbres si no me arriesgo a intentarlo y vivir.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Salir corriendo

Quiero salir corriendo. Tengo ganas de salir de donde quiera que este y salir a vivir mi nueva vida, me imagino corriendo por las calles, a través de los parques, los edificios, subiendo escaleras, pasando calles hermosas, vecindarios coloridos, correr junto a tanta gente diferente, desconocida, voy a una velocidad a la que no había corrido nunca y no me canso, estoy ansiosa de salir corriendo a vivir esa nueva vida que ahora puedo tomar. Y en ese viaje recorrido, quiero haber vivido cosas increíbles y maravillosas, quiero correr para no perderme nada. Quiero correr para llegar a ese punto donde voy a ser inmensamente feliz.
Suena a que quiero huir. Pues sí, la verdad es que también quiero huir, yo ya estaba en ese punto donde era inmensamente feliz, lo tenía todo y parece que no me bastó. Quiero huir de esto, simplemente salir por la puerta sin tomar nada, sin llevarme nada, con las manos vacías y salir corriendo, en busca de esa nueva vida en la que podría estar mejor. 
El único problema es que esa nueva vida ya la estoy viviendo. La siento en mi piel, la veo en mis ojos, se escucha en el aire. Esta latente, se siente más intensa que nunca. Esa nueva vida está presente, ya no hay lugar a donde correr, solamente queda seguir viviendo.